OPINIÓN.- Sin pena ni gloria

El correo del Lector
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por Manuel Martín Bueno


Este fin de semana pasado han terminado de celebrarse en muchos museos de España, como al igual que en el conjunto de museos y sitios de todo el mundo, a la llamada de ICOM, celebraciones de todo tipo para revitalizar una vez mas la figura esencial de unas instituciones que son testimonio irreemplazable de la cultura de todos los pueblos y culturas.

En un mundo cada vez más deshumanizado, en el que los valores parece que van arrojándose por la borda de la incompetencia, la incomprensión y la incultura humanas, el museo se convierte de nuevo en un reducto de cultura y educación. En un lugar que conserva las esencias de la historia de los pueblos, de las huellas y testimonios del pasado de cada ciudad grande o pequeña que alberga uno o varios museos.

El museo es ese lugar que en estos tiempos queda un poco arrinconado, no en todos los lugares ocurre lo mismo por suerte para ellos, por quienes responsables de su existencia y adecuada mantención, no entienden lo que son, ni saben de ello, ni los consideran entre las prioridades culturales porque los museos son permanentes, instituciones de largo recorrido, como los archivos y las bibliotecas.

La cultura de consumo actual parece preferir, porque las mentes regidoras de estas instituciones no dan para más, las actividades inmediatas, aquellas que son flor de un día, que terminan convirtiendo a los museos en simples centros culturales, que sin duda alguna tienen su importancia, pero su finalidad es muy otra y conviene distinguirla.

Las actividades pasajeras, los encuentros, las tertulias de cualquier tipo, desde la presentación de un libro a la celebración de tal o cual efemérides, tienen su trascendencia pero no deben ser actividades aisladas, ocurrencias al paso, sino que deben ser fruto de una adecuada programación que a su vez debe ser fruto de una profunda reflexión para que cumplan con su finalidad social, educativa, etc.

Los museos y las celebraciones de su día especial cada año tienen como finalizar mantener vida y acrecentarla, la llama de la cultura con finalidad educativa y de enseñanza a la sociedad de conocimientos, valores, historia y muchas mas cosas, esas que cada vez son moneda menos corriente. Parece que en algunos lugares nos conformamos con cubrir el expediente del día señalado con la ocurrencia de turno, pero poco mas y así nos va.

No se preocupen, vendrán tiempos mejores, hay que tener fe en ello.

 

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