En los últimos meses vamos viendo cómo discurren en paralelo dos estrategias distintas para hacer frente a la pandemia de heces que asola a muchos pueblos y ciudades de España.
Por un lado, está la apuesta de muchos ayuntamientos por la amenaza de multas desorbitadas a aquellas personas que dejen las heces de sus perros sin recoger. Vemos noticias que hablan de nuevas ordenanzas municipales que establecen sanciones de 500€, 750€, 1.000€, 1.500€ e incluso hasta 3.000€. Como gancho para un titular de un medio de comunicación, las cifras redondas y escandalosas están muy bien. Eso lo sabemos todos. El problema es que luego estos anuncios a bombo y platillo no pasan de ahí, de un anuncio cuya única medida de solución al problema de la pandemia de heces -demostradamente ineficaz, por otro lado- es la generación de miedo entre la población a esta sanción elevada. El miedo, sin embargo, se pasa rápido, porque a su modo estas sanciones son como un cuento del lobo en el que realmente no existe el lobo como tal. Al final el lobo nunca llega y estos actos incívicos se quedan sin sancionar entre otras cosas porque es casi imposible pillar a la persona en el desliz.
Nota de vecinos de Illueca:
Aviso para los dueños de los perros se van a poner cámaras para grabar al dueño al perro y a las cacas a ver si de una vez paran ya que es vergonzoso que todos los días lleven al perro a hacer sus necesidades a los porches.