MONTÓN.- La Asociación Ontinar inicia una campaña para recuperar una de las mejores casas solariegas del valle del Jiloca

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Han acudido a la asociación Hispania Nostra, con la finalidad de lanzar una campaña de micromecenazgo para recaudar fondos

La  Asociación Ontinar ha iniciado una campaña de micromecenazgo con el objetivo de consolidar la casa solariega de Montón, en Zaragoza. Un edificio del siglo XVIII en un avanzado estado de ruina, aun siendo uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil del valle del Jiloca. Con su desaparición, Montón sufriría una pérdida irreparable, y una oportunidad de futuro para el pueblo.
 
Para ello han acudido a la asociación Hispania Nostra, con el fin de lanzar una campaña de micromecenazgo (https://crowdfunding.hispanianostra.org/consolidacion-de-la-casa-solariega-de-monton/3089 ) que les lleve a conseguir un mínimo de 25.000€. Hasta el momento han recaudado cerca de 10.000€, por lo que necesitan 15.000€ más para una primera consolidación consistente en el desescombro de los forjados hundidos, para quitarle peso a la estructura y el apuntalamiento de los forjados en malas condiciones.  
Se necesita llegar a 39.340 € para la ejecución de un tejado provisional que evite que siga entrando agua y se preserve la estructura. El tejado de la escalera así como el que hay encima de los salones más nobles no cuenta con entradas de agua con lo que la actuación se centrará en las zonas más castigadas o que ya hayan colapsado, reponiendo los rollizos necesarios para colocar una cubierta provisional que impida la entrada de agua. Quedan 27 días para conseguir esa cifra, hasta el 28 de diciembre de 2021.

 

Un edificio con mucha historia
Esta casa solariega, de los Franco Campillo de Bernabé,  fue construida en el tercer cuarto del siglo XVIII por iniciativa del infanzón y rico hacendado Bonifacio Franco Navarro de Bernabé, nacido a principios de 1726, y su esposa Clara Campillo Serrano, a raíz de la obtención en 1760 de la Real Provisión Ejecutoria de Infanzonía para sí y sus dos hijos.
Al parecer, Bonifacio Franco Navarro de Bernabé, por tradición, siempre había sido tratado como tal infanzón en la pequeña localidad de Montón, perteneciente a la Comunidad de Calatayud, en la que había nacido y de cuya élite social formaba parte, pues era pública y notoria su pertenencia al linaje infanzón de los Bernabé al descender por línea directa y legítima del célebre caballero medieval aragonés Miguel de Bernabé, alcaide del Castillo de Báguena en tiempos del rey aragonés Pedro IV el Ceremonioso, el cual había muerto heroicamente abrasado en la defensa de dicha fortaleza, que no rindió ni entregó a las tropas de Pedro I el Cruel de Castilla durante la Guerra de los Pedros, una hazaña que fue recompensada por Pedro IV en 1372 concediendo a sus hijos Miguel y María —Bonifacio Franco descendía de esta última— y a todos los descendientes de estos, tanto hombres como mujeres, la infanzonía de sangre y naturaleza, una condición nobiliaria que llevaba aparejados numerosos honores, libertades y exenciones, principalmente privilegios tributarios.
 El blasón o escudo de armas de los Franco Campillo de Bernabé, esculpido en alabastro, es precisamente el elemento que más destaca en la fachada principal de su amplia y monumental casa solariega.
Este destacado edificio de la época de la Ilustración, levantado en un amplísimo solar, es -dadas sus singulares características arquitectónicas y la calidad de su diseño y ejecución- uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil dieciochesca de la zona baja y media del valle del Jiloca y sin duda el edificio civil más destacado y relevante de Montón. A dicha condición se añade una virtud adicional: la de ser un magnífico testimonio material, casi único en el caso de Montón, de las formas y condiciones de vida de aquella baja nobleza, que dominó las tierras del Jiloca.
La casa tiene sótano, planta calle, principal y granero, además de una bodega anterior al s. XVIII. Cuenta con una tipología de planta cuadrada con una disposición estructural formada por dos anillos concéntricos: un bloque central de planta cuadrada que aloja la escalera, con cubierta a tres aguas, que se eleva por encima de la cubierta general del edificio y un anillo concéntrico también de planta cuadrada, de modo que la formación de los forjados se hace apoyando la crujía perimetral en el bloque central y en los muros de fachada, configurando así una secuencia de espacios en torno al bloque central. La estructura se ve reforzada por gruesos muros en disposición transversal que arriostran y traban el conjunto de la construcción. Un sistema como éste, que no es frecuente, presenta unas buenas condiciones de trabajo estructural, lo que es propio de una “casa de calidad” ideada por maestros de obra expertos, convirtiéndo en un edificio singular. Esta disposición es muy favorable para resistir los posibles empujes horizontales.
Actualmente la casa conserva en buen estado la preciosa escalera central con su lucernario, parte de sus salones que dan a la plaza y la estructura de sus muros de tapial. Sin embargo, parte de su cubierta y los forjados frente a la entrada principal han colapsado, quedando en un estado de deterioro importante que requiere de una actuación urgente que detenga la entrada de agua.
El objetivo final consiste en rehabitar para su uso la totalidad del inmueble. Se quiere iniciar un proceso de participación ciudadana, que ayude a definir los usos que mejor contribuyan al desarrollo sociocultural y económico de la localidad, y puedan contribuir al asentamiento de población. La asociación Ontinar es consciente de que ello solo se puede alcanzar por fases. No obstante, se quiere dar valor all camino, incorporando como parte del proyecto, en la siguiente fase, la formación en técnicas constructivas tradicionales, como el trabajo del tapial, los muros de piedra seca o los suelos de yeso pulido. Asímismo, la asociación se plantea la recuperación de la casa como una muestra de que es posible la conservación del patrimonio en pequeñas localidades como esta de la Serranía Celtibérica y contribuir de este modo al empoderamiento de la población local, que frecuentemente se siente olvidada de todas las administraciones.