Tremendo esfuerzo por parte de la organización para llevar a buen puerto la carrera a pesar del mal tiempo
En la segunda edición de la Far West Race, los actores secundarios fueron los que con su buen papel terminaron por convertirse en protagonistas, y los que desde luego, merecen un “Oscar” por su buena interpretación. Ni indios, ni vaqueros…, el trabajo principal se lo llevaban los encargados de organizar la carrera, la unión entre los clubes ciclistas de la zona, que posibilitaron con su esfuerzo y dedicación que a pesar del mal tiempo la carrera se pudiera llevar a cabo.
Desde las cinco de la mañana del sábado, fueron ellos los que intentaron por todos los medios que a pesar de la lluvia y a pesar del terreno arcilloso de algunas de las sendas, la prueba se pudiera disputar: rondando con las motos, haciendo las rodadas para que los ciclistas pudieran al menos pasar por algunos lugares, eliminando también algunos kilómetros que se encontraban totalmente impracticables, y a última hora con una reunión de urgencia para convencer a todo el mundo de que si que se podía disputar.
El sábado la carrera comenzó con cierto retraso, pero se pudo llevar a cabo. El centro neurálgico de la carrera, el Recinto Ferial, engalanado para la ocasión recordando esos films americanos que nos hablan de conquistas en un terreno difícil y complicado.
Desde luego, un sobresaliente para todos los que hombro con hombro se desvivieron para no suspender la prueba, más de ochenta voluntarios que dieron lo mejor de cada uno.
Lo deportivo
En lo deportivo y después de los dos días de carrera las victorias fueron para Sergio Mantecón en categoría masculina y par Txell Figueras en femenino, los dos conseguían la victoria en las dos jornadas sin dar opciones al resto. La primera de las etapas tenía el botín especial de sumar puntos UCI, y en la segunda etapa ciclistas de todo tipo pudieron compartir también carrera y esfuerzo con otros más profesionales.
A pesar por lo tanto de las inclemencias del tiempo, con la lluvia en la madrugada del sábado que nos hizo temer por la carrera, y el domingo con fuertes rachas de viento y algún chubasco, la carrera se pudo llevar a cabo. Los participantes volvieron a disfrutar de un entorno maravilloso emulando a los viejos pistoleros, pero no a caballo sino sobre dos ruedas. El esfuerzo de la organización fue sobresaliente y una demostración de lo que se puede hacer cuando todo el mundo camina en la misma dirección. Y además, por si fuera poco, el tiempo “ayudó” de alguna manera a que la carrera cogiera esos tintes épicos de las grandes citas. Un éxito deportivo que sumó vistosidad y ambiente en la ciudad a lo largo del fin de semana.
